domenica , 24 Novembre 2024

Madrid: movimientos complejos de una huelga en el tiempo

DAVID GARCÍA ARISTEGUI – Solidaridad Obrera, Madrid

14NSpagna-300x199Este 14N ha sido convocado por casi todo el espectro del sindicalismo. Puede que haya una percepción distinta para la izquierda de fuera de España, ya que medios bastante influyentes en lo que llamamos, por simplificar, movimiento 15M – como Diagonal o Madrilonia – han intentado minimizar el papel de los sindicatos y magnificar el papel de los movimientos sociales. La convocatoria del 14N partió del sindicalismo oficial e institucionalizado de Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) y Union General de Trabajadores (UGT), que arrastraron una vez más a las numerosas organizaciones de la izquierda sindical y del anarcosindicalismo. El papel de los sindicatos es una vez más central y el 15M, que se ha quedado siempre a las puertas de los centros de trabajo, ha tenido un papel secundario en esta movilización. Papel secundario porque el 15M no está acostumbrado a no ser el foco de atención de todas cada una de las movilizaciones en las que está implicado, y que normalmente impulsa de manera autónoma – parece ser que sólo las huelgas generales convocadas por los sindicatos pueden marcar la agenda al 15M –.

Recordemos que una de las primeras propuestas que se barajaron en el 15M fue la de «sindicalismo sin sindicatos». Se dio a conocer y debatió, como tantas cosas del 15M, básicamente por internet; en las asambleas físicas no se le otorgó mucha importancia – esta propuesta paradójicamente fue impulsada por el responsable del sector TIC de CCOO en Madrid –. La campaña «Toma la Empresa» se difundió muchísimo por internet sin ningún éxito, fue un espejismo, ya que no se llegó a realizar ni una sola asamblea en ningún centro de trabajo en plena efervescencia del 15M.

En el seno del 15M en Madrid, la Comisión de Extensión Laboral fue languideciendo hasta desaparecer después del verano del 2011, mientras en paralelo se organizada el Grupo de Trabajo de Huelga General. Este grupo ha lanzado diversos comunicados interesantes, e incluso ha confluido con Confederación General del Trabajo (CGT), Confederación Nacional del Trabajo (CNT-AIT) y Solidaridad Obrera en una Jornada y una Semana de Lucha – desgraciadamente para el olvido, por el fracaso rotundo de ambas – y otras convocatorias posteriores que iniciaron el contacto más o menos periódico entre un sector del 15M y el anarcosindicalismo, hasta la llegada del Bloque Unitario. El grupo de trabajo de Huelga General está muy mermado y tiene ahora una presencia casi testimonial, realizándose la confluencia de parte del 15M con el anarcosindicalismo en el Bloque Unitario. El B.U. es el ámbito donde CNT-AIT, CGT y Solidaridad Obrera coordinan sus esfuerzos con las asambleas del 15M interesadas en el impulso de la huelga general. Después del 14N el futuro de Bloque es una incógnita. Otro sector del 15M, el que ha impulsado la Oficina Precaria, coordinó sus actividades durante la huelga general en Tomalahuelga. Como vemos, en el 15M hay al menos dos maneras bien diferenciadas de entender la intervención en el ámbito laboral.

Resaltemos que mucha gente de la acampada se sol reconocía en las primeras asambleas que no hizo huelga en el 2010 ni antes del 15M, y ahora esta ha sido la segunda huelga en las que el movimiento se ve envuelto en un año. Los sindicatos ya no están solos en las huelgas generales, ahora tienen lo que llamábamos «colchón social» ya que son capaces de condicionar al 15M tanto para que se sume (con «piquetes ciudadanos», piquetes de estudiantes) a la huelga. La presencia de la huelga en muchos barrios de Madrid ha sido organizada por piquetes integrados en exclusiva por asambleas del 15M, ya que ahí ni quieren ni pueden llegar los sindicatos, que dejaron de organizarse por barrios hace mucho.

Resulta extremadamente curioso que, gente que hizo campaña y votó a favor de la UE en España – influidos por el extraño discurso europeista de intelectuales como Toni Negri – ahora tienen los planteamientos más beligerantes con «Europa». En España no hay, hoy por hoy, nada parecido a discursos «euroescépticos» como por ejemplo en UK. En ciertos medios sí que se detecta cierta animadversión con Alemania, pero creo que de momento la Francia de Hollande se mira con cierta simpatía. No se ve a «Europa» o la UE como un bloque homogéneo. Quien si se empieza a ver como un enemigo son (por fin) las políticas neoliberales del Partido Popular (PP) y antes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

La dimensión europea de la huelga se ha reflejado solo a nivel de medios de comunicación, tanto de los oficiales/corporativos como los alternativos y/o del 15M. Como ejemplo, podemos ver el comunicado de la organización más grande implicada en la huelga, CCOO, que ni siquiera alude explícitamente a las jornadas de huelga organizadas en otros estados. No se puede leer esta huelga en clave nacionalista, «destituyente» y/o en contra de la deuda o las políticas de la Troika. Ese es el discurso de solo un sector del 15M, y no necesariamente el mayoritario. Ha sido una huelga de resistencia contra todos los recortes del Gobierno y contra la Reforma Laboral, que está teniendo efectos verdaderamente devastadores. No hay más que analizar los textos de la Cumbre Social impulsada por CCOO y UGT como los textos del sindicalismo alternativo. Los guiños de los sindicatos a los lemas del mediático movimiento 15M son constantes (es obvio el por qué), pero esta ha sido una (otra) huelga general contra recortes salariales, sociales y de derechos, es decir, contra la Reforma Laboral.

Las personas migrantes siguen siendo invisibles en las huelgas generales: no suelen hacer huelgas, representan el eslabón más débil de la cadena. Son quienes tienen empleos más precarios, sufren más explotación y quienes más miedo tienen al despido (o a una deportación). LA MAYORÍA DE LAS VECES ni siquiera van a las manifestaciones legalizadas, por si les piden los papeles. Las pocas Oficinas de Derechos Sociales que quedan (ahora surge una iniciativa parecida, la Oficina Precaria) han sido los únicos espacios desde donde se han podido organizar conjuntamente activistas y migrantes: trabajadores del top-manta, trabajadoras del hogar, además de ayudar a articular la lucha contra los Centros de Internamiento de Emigrantes, contra las redadas racistas de la policía… por desgracia, ese «sindicalismo social» parece haber quedado circunscrito a la lucha específica de las personas migrantes. Y esto no es algo en absoluto menor, ya que debería hacer reflexionar a todo el sindicalismo «clásico» sobre su incapacidad crónica para articular un trabajo con las personas migrantes. Como se ha visto también en esta huelga.

Una de las organizaciones más importantes de migrantes de Madrid, la Asociación Sin Papeles, ni siquiera ha convocado explícitamente a la huelga este 14N. Que los migrantes (con o sin papeles) sigan viendo a las organizaciones sindicales como algo totalmente ajeno es uno de los mayores fracasos hasta la fecha del sindicalismo. Por desgracia, el lema de «de dentro o de fuera, la misma clase obrera» es simplemente eso, un lema que se corea en las manifestaciones, pero por desgracia sin mayores implicaciones en la realidad orgánica de los sindicatos.

Resaltemos también que en España se está acabando el sindicalismo de concertación. A día de hoy, es un auténtico misterio cómo van a tener que reinventarse CCOO y UGT, porque tras las últimas reformas la Negociación Colectiva, uno de los pilares fundamentales de su poder (además de las subvenciones) ya es el pasado. La Patronal, Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha conseguido, entre otras muchas cosas, que los derechos laborales se negocien empresa a empresa, y si es posible, de manera individual.

Para ir finalizando, queremos recordar que en el llamado mercado laboral, inmigrantes, jóvenes y mujeres de cualquier edad sufren tasas de paro superiores a la media, sueldos más bajos y mayor temporalidad en sus contratos. Y son, precisamente, estos grupos quienes tienen menor presencia colectiva y representación en las organizaciones sindicales. El resultado de este desencuentro entre las organizaciones sindicales y los sectores más necesitados de la acción y defensa colectiva es un antiguo y esperado sueño neoliberal. Disuelto cualquier tipo de «contrato social», la fuerza de trabajo es ya simplemente una mercancía más, que se compra o alquila, y sin las innecesarias molestias de sindicatos, convenios y revindicaciones colectivas de por medio. La relación laboral queda reducida únicamente a su dimensión mercantil, mediada únicamente por un ¿auto-regulado? mercado de trabajo.

Esta huelga general ha generado más incógnitas que certezas, y esto es debido a su éxito relativo. CCOO y UGT siguen teniendo el mayor poder de movilización en este país, pese a quien le pese. El universo del sindicalismo alternativo y del anarcosindicalismo, cuando consigue coordinarse de manera adecuada con el 15M, consigue en Madrid manifestaciones de unas 100.000 personas, y aún más importantes en Barcelona. Y la presencia de la huelga general en los barrios, por lo menos en Madrid, ha recaído en los piquetes organizados por el 15M, a veces en solitario, a veces con organizaciones sindicales, pero piquetes realizados desde los parámetros que definían las propias asambleas del 15M y arrastrando a un sindicalismo que hace años que desapareció de los barrios.

Los sindicatos han aportado la legalización de la huelga, de los recorridos de las movilizaciones y han abierto sus locales para las asambleas del 15M. Y el 15M, con su fuerza arrolladora y (de momento) imparable en redes sociales, ha decidido sumarse al 14N desde una perspectiva crítica (sobre todo con CCOO y UGT), y jugando un papel absolutamente fundamental en la difusión previa en la huelga y en la calle. La situación es confusa: el sindicalismo institucional, el sindicalismo alternativo y el 15M salen de alguna manera reforzados por igual de este 14N. Pero toda esta demostración de fuerza – al igual que los diferentes disturbios que se dieron una vez desconvocadas las movilizaciones – no hacen que se tambalee ni retroceda un milímetro al gobierno del Partido Popular. Ha sido como darse contra un muro.

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